Carlos Mazzola en La Voz del Interior

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El devotense Carlos Mazzola, actual DT del club Instituto de Córdoba, es el protagonista de la nota destacada de este miércoles 4 de marzo en el Suplemento Deportivo Mundo D, de La Voz del Interior. El periodista Marcelo Russo habla de su personalidad, trayectoria y estilo de trabajo.

Compartimos la nota:

 

Carlos Mazzola: el fútbol como estilo de vida

El entrenador de Instituto cultiva el bajo perfil, es adepto al trabajo y tiene inquietudes que lo llevan a querer aprender siempre. Y se muestra como alguien normal.

 

Es un muchacho joven, que pasó gran parte de sus 40 años vinculado al fútbol, con la particularidad de que a casi la mitad de su vida la desarrolló como entrenador. El actual entrenador de Instituto, Carlos Mazzola, no es adepto a la exposición mediática que comenzó en los últimos años. No le gusta. Quizá extraña aquellos años en su Devoto natal, donde comenzó dirigiendo divisiones inferiores y luego regresó para hacerse cargo de la primera.

Quería ser futbolista y, aunque él no lo diga, es claro que tenía condiciones ya que integró las divisiones inferiores de Rosario Central y llegó hasta la cuarta de AFA. Era arquero, pero una lesión y una operación en la cadera le pusieron fin al sueño profesional.

Pero el “bichito” por jugar seguía picando. “Por eso volví a Devoto y ju­gué unos años para despuntar el vicio”, se sincera Mazzola.

De manera simultánea, mientras jugaba, a los 22 años comenzó a ser director técnico, la profesión que desarrolla desde hace 18 años. Cómo habrá sido de extraña la situación, que a los 26 años dirigía a quienes habían sido sus compañeros, algunos de los cuales eran más grandes que él.

Además de ser muy trabajador, algo que se elogia en los clubes por donde pasó,Mazzola tiene un perfil perfeccionista, detallista y estudioso del fútbol. “En la carrera de entrenador el aprendizaje es constante; y se aprende mucho más con divisiones inferiores que con primera. Porque los jugadores de inferiores te viven preguntando. Entonces se da una constante devolución. En cambio, a los jugadores de primera hay que sacarles las palabras con un tirabuzón. Habla un 80 por ciento el técnico y un 20 por ciento el jugador; en inferiores es similar entre jugador y entrenador”, detalla.

“A mí me educaron mis padres y también la escuela, pero el fútbol también me supo educar. Por eso para mí el fútbol es una forma de vida”, describe Mazzola.

Aunque la forma en que el DT de la Gloria asume el deporte se resume en otra frase: “El fútbol es una forma de vida. A mí me educaron mis padres y también la escuela, pero el fútbol también me supo educar. Por eso para mí el fútbol es una forma de vida”.

Ya no mira tantas horas de video como antes gracias a que ahora hay compactos y ediciones que le facilitan el trabajo. Pero se mantiene informado y empapado de la actualidad. Es capaz de ir a ver un partido de Racing por el Federal B (“Mientras pueda ir y verlo cómodo, lo voy a hacer”, afirma) o estar al tanto de la Liga Béccar Varela (en la que disputó cinco finales seguidas con Lambert de Monte Maíz) y saber que Sarmiento de Etruria no participará del próximo torneo.

Mazzola tiene valores innegociables. “La honestidad, la ver­dad, las convic­ciones…Es así como me criaron mis viejos. Es así. No es otra cosa”, afirma con simpleza.

Con la misma simpleza que explica por qué renunció a la dirección técnica de Sportivo Belgrano en el mejor momento del equipo (29 puntos y octavo en la B Nacional) y sin que nadie lo entendiera. “Todos me lo preguntan… Porque no hubo acuerdo en cómo continuar”, dice sin ánimo de polemizar.

Un tipo normal
En los poco más de cinco meses que lleva como entrenador de Instituto, Mazzola se ha ganado el respeto de los hinchas, que vieron cómo le dio una identidad al equipo y, sobre todo, les hizo lugar a jugadores del semillero albirrojo.

 

“¿Cómo estás?”, le preguntó al pasar un empleado de La Agustina. “Bien, pero no importa… jaja”, contestó con la mejor onda el lungo DT, que no tiene problemas en quedarse a atender a los periodistas el tiempo que fuera necesario después de cada práctica.

Durante el Cosquín Rock fue novedoso verlo a Mazzola saltando en un pogo. Para él fue de lo más normal. “Soy así desde siempre. Lo que pasa es que ahora tengo mayor expo­sición. Por ahí parece algo nuevo para muchos, pero es algo que hago desde los 16 o 17 años”, explica el amante del rock nacional, con los Redonditos de Ricota o el Indio Solari, que durante sus años en Rosario aprovechaba para ir a diversos recitales, incluso si se hacían en Buenos Aires.

También disfruta de la música popular cordobesa. Desde Devoto solía ir a los bailes a San Francisco y como bandas preferidas elige a La Barra y a “la Mona” Jiménez. “He ido a varios bailes, cuando se puede, obvio”, cierra y deja flotando la posibilidad de festejar un posible ascenso con Instituto en un baile de cuarteto.

Así es Mazzola: por demás futbolero y que goza de cosas terrenales, como disfrutar de su hija Tiziana, de 11 años, que vive en Villa Carlos Paz.

 

carlosmazzolalavoz

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