María Isabel Beltramino protagoniza “La Traviata”
La reconocida cantante lírica devotense, María Isabel Beltramino, será la protagonista de la versión cordobesa de “La Traviata, la famosa ópera de Verdi que se estrenará mañana sábado 15 de noviembre en el Teatro Real de Córdoba.
La obra tiene ya confirmadas 4 presentaciones en el mismo escenario, los sábados 15 y 22 de noviembre desde las 21 y los domingos 16 y 23, a partir de las 20; las entradas ya están a la venta en la Boletería del Teatro Real, desde los $ 60.
Cabe destacar que María Isabel Beltramino tendrá el papel protagónico en “La Traviata”, personificando a Violeta Valéry. Actuará acompañada de los más reconocidos talentos líricos de Córdoba, con el aporte instrumental del Ensamble Periférico de la ciudad.
LA TRAVIATA: ELENCO
Violetta Valéry: Isabel Beltramino / Ana Barrionuevo
Alfredo Germont: Ignacio Guzmán / Gerardo Martínez.
Giorgio Germont: Nicolás Olsina / Gonzalo Castro Santillán.
Flora Bervoix: Marcela Benedetti.
Aninna: Rosario Febre.
Gastone: José Curado.
Dottore Grenvil: Pablo Barrera.
Barone Douphol: Nicolás Brondino.
Marchese de Obigny: Ángel Carranza.
Coral Pep Prats (Dir. Sebastián Tello).
Regisseuse: Fanny Pérez.
Dirección Musical: Germán González.
Integrantes del Ensamble Periférico: Violines: Ayelén Quispe /Analía Vega / Leonardo Rojas / Mauricio Pregot / Horacio Corsetti. Viola: Flor Gómez – Violoncello: Santiago Ávila / Catriel Luna. Contrabajo: Javier Pérez – Flauta y Piccolo: Mónica Zuvela. Oboe: Analía Pozzobon – Clarinete: Fabiana Grinfeld. Fagot: Amelia Ottonello – Piano: Andrea Mellía. Director: Germán González.
LA TRAVIATA: LA HISTORIA
A finales del siglo XIX y principios del XX el mundo europeo se vio asediado por la tuberculosis. Conocida como tisis, este mal tenía como única cura el reposo, la buena alimentación y el aire puro de las montañas. Pocos lugares en el mundo ofrecían tal conjunción de cualidades como las sierras del Valle de Punilla, en Córdoba, Argentina. Los hijos de los ciudadanos europeos adinerados partían en contingente en busca de la salud que una vida disipada les había quitado como si de una maldición se tratara. Partían hacia un pequeño paraje de un país desconocido, al humilde poblado que en aquella década de 1910 era Santa María de Punilla. Allí quedaban en la soledad de la distancia que el estigma de la tuberculosis implicaba.
La Traviata, imaginada en aquel contexto, se convierte en una historia posible en la vida convaleciente de esos hijos de europeos que, aislados en las sierras cordobesas, añoraban sus días y noches en las grandes urbes del viejo mundo remedando sus fiestas y carnavales.
Estos jóvenes serán testigos de la historia del tortuoso amor entre Violetta (acaudalada meretriz de la alta sociedad) y Alfredo (hijo dilecto de una de las más tradicionales familias europeas).