MAESTRAS RURALES: ÁNGELES EN TIEMPOS DE CUARENTENA

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Si para los docentes en general, la cuarentena ha resultado un verdadero desafío; para las maestras rurales lo fue aún más. Sus alumnos no tienen internet, ni celular, ni papás con mucho tiempo para ayudarles. Pero para todas estas complicaciones, ellas han encontrado una solución.

La realidad es común, para todas las escuelas de la zona rural de Devoto. Dio testimonio de ello la docente y directora de la Escuela Gauchos Argentinos de Colonia El Milagro, Zulma Ferrero.

Sus alumnos pertenecen a diferentes niveles, aunque tienen realidades comunes: no poseen computadoras ni acceso a internet y, generalmente, hay sólo un celular en la casa. Inclusive, lo suele tener el adulto que trabaja en el campo, y regresa bastante tarde.

Cuando el teléfono está disponible, son varios hijos que lo necesitan en simultáneo, y una única mamá o papá, para acompañarlos a todos, en el desarrollo de la tarea.

Inicialmente, se intentaba dar las clases on line, aprovechando las diferentes plataformas pedagógicas del Ministerio de Educación. Pero la realidad demostró que era inviable, o al menos, sumamente complicado.

Las docentes visualizaron el problema inmediatamente y llenas de compromiso y vocación, como verdaderos ángeles, buscaron y encontraron la manera de solucionarlo.

Zulma, por ejemplo, extremó el ingenio y la responsabilidad, ideando un sistema de trabajo que combina el contenido de las plataformas del Ministerio, en formato papel; con los programas educativos de la TV Pública y llamadas telefónicas y mensajes de wasap de acompañamiento, para responder dudas y contener, en todos y cada uno de los momentos del día, en que los chicos y sus padres, pueden y necesitan.

Para implementar esta modalidad de trabajo, Zulma debió conseguir una autorización especial que le permitió llegar hasta la escuela, y dejar material personalizado, para cada uno de sus alumnos.

En paquetes individuales, que quedaron colgados en la reja de la escuela, con el nombre de cada alumno que debía pasar a retirarlos, ella dejó tarea impresa, útiles escolares, apuntes, libros de cuentos y alguna que otra sorpresa, como muestra de cariño. Así, todos se pusieron en marcha, con menos temores y más entusiasmo.

Según explicó Zulma “frente a las limitaciones, debemos adaptarnos, poniéndonos en el lugar de las familias y comprendiendo su realidad, para ofrecerlos la oportunidad de que todos puedan aprender. Así organizados, los chicos responden muy bien y sus padres, también. Adaptándonos a esto, todos estamos aprendiendo”.

  • Las imágenes con niños, corresponden a momentos previos a la pandemia.

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